Todo gratis, todos sabios

Todo el mundo en casa. En estos momentos, ya llevamos dos semanas debido al coronavirus.
Tras primeros días de adaptación, descanso y extrañeza, comenzamos a familiarizarnos con la situación, sabiendo que es incierto por cuánto tiempo se prolongará.

Si abrimos Instagram o Facebook, encontramos una oferta increíblemente multiplicada en comparación con una “situación normal”, en lo que se refiere a dos grupos principales:

El grupo “todo gratis”: aquí tenemos a una cantidad de profesionales, destacando entrenadores personales, nutricionistas y coaches, que han decidido regalar su trabajo.
Sería fantástico si fuera desde un lugar altruista y solidario, lo que no sucede. Obviamente, tiene lugar en una inmensa parte desde una idea de presente difusión y futura captación, alimentada con la posterior fidelización del “yo lo di gratis cuando estábamos en cuarentena”.
No digo con esto que se deba o no hacer; ¡quién soy yo para eso!
Lo que sí considero es que los años de estudio, la experiencia y la profesionalidad, tienen un precio, estemos o no en una situación excepcional. Después, vendrán esos mismos profesionales a quejarse de que no son valorados, y de que la gente le pide su trabajo gratis, o a cambio de difusión.

Por otra parte, tenemos el grupo de “todos sabios”: consejos y consejos. Más personas que nunca saben más que nunca, curiosamente de gremios similares a los anteriores. Entrenadores sin presencia online intentan sacar tajada explicándote multitud de ejercicios; coaches que en su día a día se ganan la vida de cualquier otra cosa, te dicen lo que tienes que hacer y cómo. Un desenfreno de recomendaciones, donde el próximo siempre intenta tener más imagen de profesionalidad que el anterior, en un intento por seducirte y que lo “consumas” a él.

Cuando todo esto pase, volveremos a la realidad.
Los “todo gratis” se desmontarán, pedirán sus retribuciones y se quejarán de que la gente solo los solicita si no cobran.
Los “todos sabios” volverán a sus rutinas en las que, más allá de una crisis, nadie atiende sus consejos y tienen un público mínimo.

Nosotros, a través de la reflexión y la perspectiva, podemos pinchar la burbuja con nuestro propio criterio, y no seguir en el mundo de “pan y circo” que nos impide pensar y evolucionar, aprovechando así este tiempo tan valioso.

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