Otra necedad en Linares: mesa de participación

De manera online se plantea la iniciativa “Mesas de participación ciudadana” organizadas por el Ayuntamiento de Linares, en aras de reunir a las personas interesadas que puedan aportar un valor para el futuro de Linares.

Nos inscribimos a la mesa de cultura casi 100 personas, siendo asignado el director del Conservatorio Profesional de Música, como coordinador.
Nos llega un email el viernes 11 de septiembre a las 17:05h, citándonos a una reunión presencial el día 14 de septiembre a las 18h: 3 días después con un fin de semana por medio.

En esa convocatoria reza lo siguiente: “el reparto en las distintas mesas de trabajo se realizará entre los asistentes”.

Esto ya es paradójico, teniendo en cuenta que estas mesas se crean debido a la necesidad de Linares de evolucionar y, por ende, muchos (buenos) profesionales hemos tenido que salir de la ciudad a buscarnos la vida, desarrollar nuestras carreras…
Yo, que habitualmente vivo en Ibiza, asisto a toda velocidad, estando allí 3 días después de recibir el email. La reunión consiste en “pasar lista”: 2 aviones, 2 trenes, y 14 horas en total de viaje, repartidas en dos días (ida y vuelta), para esto.

El siguiente correo nos llega el día 29 de septiembre, convocando la primera reunión de trabajo para el viernes 16 a las 18:30h, presencial en el Conservatorio.
Yo formulo la pregunta sobre si podría ser telemática la reunión por varias razones evidentes: los tiempos que vivimos en los que estamos más que acostumbrados a este medio teniendo en cuenta el virus, la facilidad de únicamente usar un ordenador y la responsabilidad de evitar los contactos, especialmente en una ciudad confinada por el virus. Y, además, porque personas como yo, que tenemos mucho que aportar, nos hemos visto obligados a salir de Linares y tenemos una logística profesional y personal (además de el gasto que nos supone ir) que no puede responder a la presencialidad, teniendo una solución tan fácil, actual y responsable, como un ordenador.
La petición no es otra, en resumen, que poder hacer una reunión online en el año 2020.

Mi correo no fue contestado. Por tanto, me organizo para asistir presencialmente contra viento y marea, en pleno confinamiento de Linares.

El día 12 de octubre se nos aplaza la reunión del día 16 de octubre al 23: 4 días antes. Con mi viaje ya organizado ante el email anterior, tras no haber obtenido respuesta y habiéndome dejado el día de antes y de después para viajar, lo cancelo todo. Pierdo el dinero del viaje y el trabajo programado.
Vuelvo a contestar al correo formulando la misma pregunta.

La respuesta es clara por parte del coordinador: “yo en cualquier caso voy a apostar, mientras pueda, por la presencialidad”.
De esta manera, quedo excluido como participante, relegado a una posición de trabajo llamado “colaborador” por correo electrónico, única y exclusivamente porque en el año 2020 no puedo asistir físicamente a una reunión presencial en una ciudad confinada. Eso sí, las “buenas palabras, diplomáticamente correctas” en estos tiempos de hipocresía, no faltan.

En mi caso, abandono la mesa. No estoy dispuesto a participar “de cualquier manera” solo por no estar físicamente, renunciando a la vía de reunión en directo.

Una manera cómoda de quitarme de en medio, lo que intuyo que celebra el coordinador tras nuestro último encontronazo, reflejado en este artículo:

En mi conservatorio, ni gratis

Bravo y suerte.

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